lunes, 20 de octubre de 2008

Cumplimiento de las Profecías sobre Jesucristo

Cumplimiento de las Profecías

“Después de su resurrección Jesús se apareció a dos de los apóstoles cuando se dirigían al pueblo de Emaús. Inicialmente los apóstoles no reconocieron a Jesús pues sus ojos estaban velados. Estaban cabizbajos y Jesús les preguntó que había pasado. Ellos le hablaron lo de Jesús de Nazaret. Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron (Lucas 24).

Ellos continuaron diciéndole, algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron asombrados. Esta mañana, muy temprano, fueron al sepulcro pero no hallaron su cuerpo. Cuando volvieron, nos contaron que se les habían aparecido unos ángeles quienes les dijeron que él está vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron tal como lo habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron. ¡Qué torpes son ustedes – les dijo Jesús, y que tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo éstas cosas antes de entrar en su gloria? Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras” (Lucas 24:25-27).


Cuando se acercaban a Emaús, le dijeron a él, quédate con nosotros, que está atardeciendo; ya casi es de noche. Así que entró para quedarse con ellos. Luego, estando con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. Se decían al uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lucas 24:32).


Hay cientos de profecías entrelazadas unas con otras evidenciando que una mano sobrenatural e invisible inspiró a los autores. Existen trescientas referencias de profecías sobre el Mesías que se cumplieron en Jesús. Josh McDowell en su excelente y detallado libro Evidencia que exige un veredicto (Evidence That Demands A Verdict), (Cruzada Estudiantil para Cristo, 1972, 1979) en el noveno capítulo analiza 61 de las principales profecías mesiánicas.


Se ha argumentado que Jesús deliberadamente cumplió esas profecías, pero muchas de ellas se cumplieron mucho más allá de su control. Profecías tales como: su lugar de nacimiento (Miqueas 5:2), el tiempo de su nacimiento (Daniel 9:25; Génesis 49:10), la manera en como fue su nacimiento (Isaías 7:14), su traición (Salmo 41:9, Zacarías 11:12, 11:13b), la manera en como fue su muerte (Salmo 22:16), la reacción de la gente (las burlas, le escupieron, el desprecio, etc.) (Isaías 50:6, Miqueas 5:1, Salmo 22:7,8, Isaías 53:3, Salmo 69:8, Salmo 118:22, Salmo 69:4, Isaías 49:7, Salmo 38:11, Salmo 22:7, Salmo 109:25, Salmo 22:17), le traspasaron (Zacarías 12:10, Salmo 22:16) su sepultura (Isaías 53:9).

Otro argumento es que las profecías fueron escritas en los tiempos de Jesús o después de Jesús, por lo tanto son profecías fabricadas. El problema con este argumento es que la fecha histórica de cumplimiento del Antiguo Testamento es el año 450 a.C. y la versión Septuaginta, que es la traducción griega de las Escrituras Hebreas se inició en el reinado de Filadelfo Ptolomeo (285-246 a.C.). El Antiguo Testamento hebreo debió estar disponible en su totalidad para ser traducido comenzando el año 250 a.C., por lo que existe al menos un espacio de unos 250 años entre el tiempo en que fueron escritas las profecías y su cumplimiento subsiguiente en la persona de Jesucristo.

Veamos algunas de estas increíbles profecías apuntando hacia la existencia de un ser inteligente, fuera de la dimensión del tiempo (las referencias tomadas de la Santa Biblia Versión Internacional):

1. Nacido de una virgen: “Por eso, el Señor mismo les dará una señal: la joven concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel” (Isaías 7:14, Isaías profetizó aproximadamente en los años 758-698 a.C.).
En hebreo Emanuel significa “Dios con nosotros”.

2. Nacido en Belén: “Pero de ti, Belén Errata, pequeña entre los grandes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales” (Miqueas 5:2). Miqueas profetizó en los años 756-697 a.C. Jesús como la segunda persona de la trinidad, sus días son desde la eternidad.

3. Su gobierno y su preexistencia: Igual que la #2, “Pero de ti, Belén Errata, pequeña entre los grandes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales” (Miqueas 5:2). “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se les darán estos nombres: Consejero Admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrá fin. Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para esTablecerlo y sostenerlo, con justicia y rectitud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor Todopoderoso” (Isaías 9:6-7). Isaías profetizó aproximadamente en los años 758-698 a.C.

4. Herodes y la matanza de los niños: “Así dice el Señor: ‘Se oye un grito en Ramá, lamentos y amargo llanto. Es Raquel que llora por sus hijos y no quiere ser consolada; ¡sus hijos ya no existen!’” (Jeremías 31:15).

5. Un mensajero le precede: “Una voz proclama: ‘Preparen en el desierto un camino para el Señor; enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios’” (Isaías 40:3).
El cumplimiento de esta profecía vino en la persona de Juan el Bautista. “…En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea. Decía: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.’” (Mateo 3:1,2).

6. Su Ministerio comienza en Galilea: “A pesar de todo no habrá más penumbra para la que estuvo angustiada. En el pasado Dios humilló a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neptalí; pero en el futuro honrará a Galilea, tierra de paganos, en el camino del mar, al otro lado del Jordán” (Isaías 9:1).
El cumplimiento de la profecía se encuentra documentado en Mateo 4:12, 13, 17: “Cuando Jesús oyó que habían encarcelado a Juan, regresó a Galilea. Partió de Nazaret y se fue a vivir en Capernaúm, que está junto al lago en la región de Zabulón y de Neptalí. Desde entonces comenzó Jesús a predicar: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.’”

7. ¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey vienen hacia ti, justo, salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna (Zacarías 9:9). Jesús entró a Jerusalén montado en un asno. “Se lo llevaron, pues, a Jesús. Luego pusieron sus mantos encima del burrito y ayudaron a Jesús a montarse”. (Lucas 19:35, 36, 37a).
El profeta Zacarías nacido en Babilonia, regresó con las primeras caravanas del exilio bajo Zorobabel y Josué para reconstruir a Jerusalén. También estuvo involucrado en la construcción del segundo templo.
Hay profecías del Antiguo Testamento dadas por numerosos profetas durante un período de unos quinientos años en 1.000-500 a.C. sobre la traición, el juicio, la muerte y sepultura de Jesucristo, que se cumplieron en un día. Se indican a continuación:

8. Traicionado por un amigo: “Hasta mi mejor amigo, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto la zancadilla” (Salmo 41:9). Jesús fue traicionado por su amigo Judas Iscariote (Mateo 10:4).

9. Vendido por treinta piezas de plata:”Les dije: ‘Si les parece bien, páguenme mi jornal; de lo contrario, quédense con él.’ Y me pagaron sólo treinta monedas de plata” (Zacarías 11:12). Judas traicionó a Jesús por treinta monedas de plata (Mateo 27:3).

10. Monedas que se echaron en la casa de Dios: “¡Valiente precio el que me pusieron! Entonces el Señor me dijo: ‘Entrégaselas al fundidor.’ Así que tomé las treinta monedas de plata y se las di al fundidor del templo del Señor” (Zacarías 11:13).
Judas al ver que el Señor fue condenado sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los sacerdotes principales y a los ancianos diciéndoles que había pecado y traicionado sangre inocente. Echó las monedas en el santuario (“en la casa del Señor”). Los sacerdotes principales concluyeron que no era legal devolver el dinero a las arcas del templo por ser precio de sangre. Por eso con el dinero compraron el campo de un alfarero para sepultar a extraños. Dios le reveló esto a Zacarías cientos de años antes. Sin embargo Zacarías no fue engañado por las maquinaciones legales de los sacerdotes que para evitar mancharse de sangre inocente (forma sobre sustancia) colocaron el campo justo en la casa del Señor.
En realidad las profecías predijeron: (1) la traición, (2) por un amigo, (3) por treinta piezas, (4) de plata, (5) dinero echado, (6) en la casa del Señor (7) referencia a un “alfarero” cuyo campo fue comprado.

Hay profecías adicionales: los apóstoles abandonan al Señor (Profecía en Zacarías 13:7 y cumplimiento documentado en Marcos 14:50, Marcos 14:27, y Mateo 26:31); Jesús acusado por falsos testigos (Profecía en Salmo 35:11 y cumplida en Mateo 26:59, 60); Jesús permanece en silencio ante los que le acusan (Profecía en Isaías 53:7 y cumplida como esta documentado en Mateo 27:12); herido y molido (Profecía en Isaías 53:5 y cumplida en Mateo 27:26); golpeado y escupido (Profecía en Isaías 50:6 y cumplida en Mateo 26:67); se burlan (Profecía en Salmo 22:7, 8 y cumplida en Mateo 27:31; traspasan sus manos y sus pies (Profecía en Salmo 22:16 y cumplida en Lucas 23:33, Juan 20:25); crucificado junto con ladrones (Isaías 53:12 y cumplida en Mateo 27:38, Marcos 15:27, 28); intercede por quienes le persiguen (mientras estaba en la cruz) (Profecía en Isaías 53:12 y cumplida en Lucas 23:34); rechazado por su propia gente (Profecía en Isaías 53:3 y cumplida en Juan 7:5, 48); aborrecido sin causa (Salmo 69:4, Isaías 49:7 y cumplida en Juan 15:25); sus amigos se mantienen alejados (Salmo 38:11 y cumplida en Lucas 23:49); la gente menea la cabeza (Salmo 109:25 y cumplida en Mateo 27:39); la gente se detiene a mirarle (Salmo 22:17 y cumplida en Lucas 23:35); se reparten sus vestidos y echan suertes sobre sus ropas (Salmo 22:18 y cumplida en Juan 19:23, 24).
Las profecías continúan para incluir: que él sufriría de sed (Profecía documentada en Salmo 69:21 y cumplida en Juan 19:28); que le ofrecerían hiel y vinagre (Profecía en Salmo 69:21 y cumplida en Mateo 27:34); un grito de angustia (Profecía en Salmo 22:1a y cumplida en Mateo 27:46); la entrega de su espíritu a Dios (Profecía en Salmo 31:5 y cumplida en Lucas 23:46); sus huesos no fueron quebrados (Profecía en Salmo 34:20 y cumplida en Juan 19:33); su corazón fue quebrantando (Salmo 22:14 y cumplida en Juan 19:34); su costado atravesado (Zacarías 12:10 y cumplida en Juan 19:34); las tinieblas cubrieron la tierra (Amós 8:9 y cumplida en Mateo 27:45) y que seria enterrado en el sepulcro de un hombre rico (Isaías 53:9 y cumplida en Mateo 27:57-60).

El capítulo 53 de Isaías es un poderoso capítulo profético con relación a Jesús el Mesías:
¿Quién ha creído a nuestro mensaje?¿A quién se ha revelado el poder del Señor?Creció en su presencia como vástago tierno,Como raíz de tierra seca.No había en él belleza ni majestad alguna;Su aspecto no era atractivo,Y nada en su apariencia lo hacia deseable.Despreciado y rechazado por los hombres,Varón de dolores, hecho para el sufrimiento.

Todos evitaban mirarlo;Fue despreciado, y no lo estimamos.

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedadesY soportó nuestros dolores.Pero nosotros lo consideramos herido,Golpeado por Dios, y humillado.Él fue traspasado por nuestras rebeliones,Y molido por nuestras iniquidades;Sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,Y gracias a sus heridas fuimos sanados.Todos andábamos perdidos, como ovejas;Cada uno seguía su propio camino,Pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros.

Maltratado y humillado,Ni siquiera abrió su boca;Como cordero, fue llevado al matadero;Como oveja, enmudeció ante su trasquilador,Y ni siquiera abrió su boca.Después de aprenderlo y juzgarlo, le dieron muerte;Nadie se preocupó de su descendencia.Fue arrancado de la tierra de los vivientes,Golpeado por la trasgresión de mi pueblo.Se le asignó un sepulcro con los malvados,Y murió entre los malhechores;Aunque nunca cometió violencia alguna,Ni hubo engaño en su boca.Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir,Y como él ofreció su vida en expiación,Verá su descendencia,Y prolongará sus días,Y llevará a cabo la voluntad del Señor.Después de su sufrimiento verá la luzY quedará satisfecho;Por su conocimiento mi siervo justoJustificará a muchos,Y cargará con las iniquidades de ellos.Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes,Y repartirá el botín con los fuertes,Porque derramó su vida hasta la muerte,Y fue contado entre los transgresores.Cargó con el pecado de muchos,E intercedió por los pecadores (itálica del autor).

Esta increíble profecía de Isaías escrita unos 700 años a.C. encierra todas las verdades personificadas en la vida de Jesucristo incluyendo los temas sobre el sacrificio sustitutorio por nuestros pecados, su inocencia, su humildad y mansedumbre, su bondad, su disposición a sufrir la injusticia, su crucifixión junto a dos criminales, uno a cada lado, su entierro en la sepultura de un hombre rico, José de Arimatea. Solamente un Dios omnisciente más allá de la dimensión del tiempo, viendo el principio y el fin de todas las cosas, pudo haberle dado esa revelación a Isaías. Isaías profetizó sobre Judá y Jerusalén en los días de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, probablemente en los años 758-698 a.C. Casado con dos hijos. Según la tradición rabínica Isaías a los noventa años de edad fue aserrado en dos en el tronco de un algarrobo, como consecuencia de la orden del rey idólatra Manasés. (Smith, William, L.L.D., Un Diccionario de la Biblia, “A Dictionary of The Bible”, Thomas Nelson Publishers, Nashville).

David, rey de Judá y nacido en Belén en el año 1.085 a.C., escribió el siguiente Salmo profético con la descripción del sufrimiento de Jesús (Salmo 22):
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?Lejos estás para salvarme, lejos de mis palabras de lamento.Dios mío, clamo de día y no me respondes; clamo de noche y no hallo reposo.Pero tú eres santo, tú eres rey,¡Tú eres la alabanza de Israel!En ti confiaron nuestros padres;confiaron, y tú los libraste;A ti clamaron, y tú los salvaste;Se apoyaron en ti, y no los defraudaste.Pero yo, gusano soy y no hombre;La gente se burla de mí,El pueblo me desprecia.Cuantos me ven, se ríen de mí; lanzan insultos meneando la cabeza:’Éste confía en el Señor, ¡pues que el Señor lo ponga a salvo!Ya que en él se deleita, ¡que sea él quien lo libre!’.”

… No hay nadie que me ayude.Muchos toros me rodean;Fuertes toros de Basán me cercan.Contra mí abren sus faucesLeones que rugen y desgarran a su presa.Como agua he sido derramado;Dislocados están todos mis huesos.Mi corazón se ha vuelto como cera,Y se derrite en mis entrañas.Se ha secado mi vigor como una teja;La lengua se me pega al paladar.¡Me has hundido en el polvo de la muerte!Como perros de presa, me han rodeado;Me han cercado una banda de malvados;Me han traspasado las manos y los pies.

Puedo contar todos mis huesos;Con satisfacción perversa la gente se detiene a mirarme.Se reparten entre ellos mis vestidosY sobre mis ropas echan suertes. (Salmo 22: 1-8, 11-21, itálicas del autor).

Como ya se mencionó los soldados romanos horadaron las manos y los pies de Jesús con clavos. Como se aproximaba el sábado, los soldados se acercaron a Jesús a quebrarle las piernas para que se sofocara y no pudiera exhalar ya más. Jesús estaba muerto y no le quebraron los huesos. Los soldados tomaron las ropas de Jesús y la rompieron en cuatro partes, una para cada soldado. Como su túnica no tenía costuras no la rompieron sino que echaron suertes para decidir quien la tomaba. (Juan 19:23, 24).

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